jueves, 28 de mayo de 2009

la impensable tarea de ser mujer


Es algo que jamás pasó por mi cabeza, pero hoy al borde de mis límites emocionales, mentales y espirituales me pongo a valorar. Es impensable lo que hay que pasar siendo mujer. Dolor, amor, alegría, tristeza, decepción, desvalorización, revalorización, apego, desapego, arrestos y debilidad. Mil cosas que están acá arriba en la cabeza, mil cosas las que están en el corazón. Organizarlas y poner a cada una en su lugar es una labor titánica, heróica se pudiera decir.

Somos la inspiración, las musas, o la decepción. Somos el amor... o el odio puro. Somos quienes construyen caminos, arman vidas, organizan familias, proveen al hogar. En medio de todo eso debemos cuidarnos, amarnos ser atractivas, y hermosas, una sonrisa siempre en el rostro, una piel suave por acariciar.

Somos el consejo, o el mal consejo. La envidia o la bondad. Extremas, al límite... es impensable... de verdad agotar todos los recursos en los cuales nos vemos involucradas, somos madres, compañeras, médicas, restauradoras, jardineras, cocineras, lavanderas, ejecutivas, somos modelos, amantes, consejeras, confidentes, nos levantamos de madrugada y nos acostamos de madrugada.

Somos sumamente responsables, no debe faltar el alimento. No debe faltar el cariño. No debe faltar el buen ánimo, el besito por la mañana, la caricia por la noche, la piel fresca en la cama, la boca ardiente en la pasión. No debe faltar nunca el pelo bien colocado, los ojos abiertos, dadores de esperanza y las palabras de ánimo son indispensables.

Educadoras, formadoras de carácter, buenas vendedoras y empleadas estrella. Limpiamos nuestra casa, nuestra vida, a nuestros hijos. Vendemos promesas, ilusiones, amor... somos únicas de verdad... como decía mi abuelita "somos joyeritos", nadie se imagina la cantidad de diamantes, perlas y piedras preciosas que se encontrará ahi dentro.

Y sin embargo somos llamadas "el sexo débil", y consideradas en muchos lugares como ciudadanas de segunda clase. Hemos tenido que pelear por el voto, por el derecho a opinar, por el derecho a respirar. Y hay quienes aún mueren por eso. Hemos tenido que luchar por tener el derecho a sentir placer, por el derecho a descansar, por el derecho a pensar y hablar.

Es impensable lo complejo y lo delicadas que somos. Es dificil imaginarse, que somos fuentes inagotables de amor a manos llenas, existe una fuerza íntima que nos hace renovarnos y levantarnos de cada caída. Estamos llenas de lágrimas, si, porque ellas nos llenan el alma, y nos la limpian después de cada revés. Estamos llenas de dulzura, porque ello sana a quienes nos rodean.

Ser mujeres es una labor heróica. Ser mujeres es un privilegio y una responsabilidad, pero también es extenuante hasta el hueso. Es darnos y morir por ello, amar hasta la última gota de sangre... y aún asi.. seguir amando en la eternidad.