sábado, 24 de marzo de 2007

La Violencia Intrafamiliar parte 3


Personalidad del maltratador:

Los agresores suelen venir de hogares violentos,
suelen padecer trastornos psicológicos y muchos de ellos
utilizan el alcohol y las drogas lo que produce
que se potencie su agresividad. Tienen un perfil determinado
de inmadurez, dependencia afectiva, inseguridad,
emocionalmente inestables, impaciente e impulsivos.

Los agresores trasladan habitualmente la agresión
que han acumulado en otros ámbitos hacia sus mujeres.

Maltratador, frecuentemente es una persona aislada,
no tiene amigos cercanos, celoso (celotipia),
baja autoestima que le ocasiona frustración y
debido a eso se genera en actitudes de violencia.

Una investigación de los psicólogos norteamericanos,
el Dr. John Gottman y Dr. Neil Jacobson. Señalan que
los hombres maltratadores caen en dos categorías:
pitbull y cobra, con sus propias características personales:

Pit bull:

  • Solamente es violento con las personas que ama
  • Celoso y tiene miedo al abandono
  • Priva a pareja de su independencia
  • Pronto ora, vigilar y atacar públicamente a su propia pareja
  • Su cuerpo reacciona violentamente durante una discusión
  • Tiene potencial para la rehabilitación
  • No ha sido acusado de ningún crimen
  • Posiblemente tuvo un padre abusivo.

Cobra:

  • Agresivo con todo el mundo
  • Propenso a amenazar con cuchillos o revólveres
  • Se calma internamente, según se vuelve agresivo
  • Difícil de tratar en terapia psicológica
  • Uno depende emocionalmente de otra persona,
  • pero insiste que su pareja haga lo que él quiere.
  • Posiblemente haya sido acusado de algún crimen
  • Abusa de alcohol y drogas.
El pitbull espía a su mujer, es celópata, cae bien
a todas las personas, excepto a sus novias o esposas.
El cobra es un sociópata, frío, calculador, puede ser cálido.
El maltrato no cesa por sí solo.

Después de que la mujer ha sido físicamente maltratada
y tiene miedo, a veces cesa este tipo de abuso
y lo reemplaza con un constante maltrato psicológico,
a través del cual le deja saber a su víctima,
que el abuso físico podría continuar en cualquier momento.

En ocasiones la violencia del maltratador oculta el miedo
o la inseguridad, que sintió de niño ante un padre abusivo
que lo golpeaba con frecuencia, al llegar a ser un adulto
prefiere adoptar la personalidad del padre abusador a sentirse débil
y asustado. En otros casos, los comportamientos ofensivos
son la consecuencia de una niñez demasiado permisiva
durante la cual los padres complacieron al niño en todo.
Esto lleva al niño a creerse superior al llegar a ser un adulto
y a pensar que él está por encima de la ley. O sea,
que puede hacer lo que quiera y abusar de quien quiera.
Piensa que se merece un trato especial, mejor
que el que se les da a los demás.

La violencia doméstica no siempre resulta fácil de definir o reconocer.
En términos generales podríamos designarla como el uso deliberado
de la fuerza para controlar o manipular a la pareja
o al ambiente más cercano.

Se trata del abuso psicológico, sexual o físico habitual.
Sucede entre personas relacionadas afectivamente, como son
marido y mujer o adultos contra los menores
que viven en un mismo hogar.

La violencia doméstica no es solamente el abuso físico,
los golpes, o las heridas. Son aún más terribles la violencia psicológica
y la sexual por el trauma que causan, que la violencia física,
que todo el mundo puede ver. Hay violencia cuando se ataca
la integridad emocional o espiritual de una persona.

La violencia psicológica se detecta con mayor dificultad.
Quien ha sufrido violencia física tiene huellas visibles
y puede lograr ayuda más fácilmente. Sin embargo,
a la víctima que lleva cicatrices de tipo psicológicas le resulta
más difícil comprobarlo. También lo dificulta, por ejemplo,
la habilidad manipuladora de su esposo que presenta a su esposa
como exagerada en sus quejas o simplemente como loca..

A la violencia física precede, a veces, años de violencia psicológica.
La violencia psicológica es, despreciar a la mujer,
insultarla de tal manera, que llega un momento en que
esa mujer maltratada psicológicamente, ya cree que esos golpes
se los merece. Y qué difícil es convencer a una mujer de que vaya
a pedir auxilio cuando cree que no lo necesita.

Hay mujeres que se avergüenzan por lo que les sucede
y que hasta se creen merecedoras de los abusos.
Por eso prefieren mantenerlos en secreto y así esa situación
puede prolongarse durante años. Los que maltratan a sus víctimas
lo hacen de acuerdo a un patrón de abuso psicológico.

Igual que en el caso del alcohólico, el que golpea a una mujer
o la maltrata psicológica o sexualmente,
lo primero que hará es negarlo.

Negación es decir: "No, es que yo le pego con razón".
No hay ninguna razón para golpear a una mujer, ni a nadie.
Pero lo niegan. Dicen: "Yo no la he golpeado,
yo no le hecho nada, sólo tocarla".

Otra forma de abuso psicológico es el aislamiento,
en que le hacen el vacío a la mujer, ni le hablan, ni la miran
y entonces ella se va creyendo que se merece ese trato.

La intimidación es también un abuso. "Si dices algo te mato."
Muchas mujeres no se atreven a hablar, por las amenazas
que sus maridos o sus compañeros lanzan contra ellas.

Tanto el adicto a cualquier droga como el abusador,
siempre tienen excusas y le echan la culpa a alguien.

También dentro de ese hábito de abuso psicológico está
el abuso económico. "Si dices algo no te voy a dar la mensualidad".

Dentro de ese abuso psicológico de los maridos que golpean
(lo que se llama en psicología la triangulación),
hay otro tipo de abuso: utilizar a los hijos para hacerles
sentir culpables a las esposas. En este caso
los hijos sirven de mensajeros: "dile a tu madre que..."

Las amenazas a través de los hijos, las amenazas
de que le van a quitar al hijo, todos estos son abusos
psicológicos que preceden al abuso físico.

Todos estos abusos impiden que la mujer deje el hogar,
ese hogar violento. Es que esa violencia psicológica
a que están sometidas muchas mujeres, es más horrorosa
que el abuso físico. Pregúntele a cualquier mujer
a la cual han maltratado físicamente qué es
lo que le duele más; si las palabras hirientes, los desprecios
o los golpes. Los golpes se pasan, los abusos
psicológicos, los insultos, los desprecios se clavan
en el corazón.


Este tema ha sido tomado del sitio www.psicologia-online.com, y fue escrito por Paola Silva F. – Psicóloga- Santiago de Chile. Celular 09 841 3484 Correo - e: paolasilva@chile.com

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