viernes, 19 de diciembre de 2008

5 segundos frente al espejo (mini cuento)

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Sus ojos huían y esquivaban el límpido reflejo del espejo... no le quería ver, era como un monstruo, una pesadilla, el peine corría rápido por la cabellera frondosa y el rostro se quedaba viudo de maquillaje, como ausente... la palidez y la austeridad cubrían el velo de su mirar... y no se podía contener un solo segundo frente a frente...

Era enfrentar su gigante... era como aseverar todas las voces que a diario opinaban, que a diario le rechazaban... era dar un sí, aceptar que no encajaba en el standard de la gente... y se cubría de verguenza, y de pesar... sus cejas cayeron y su mirada pesaba más que el plomo... su frente nunca conoció lo que era erguirse y los ojos, se cerraban lo más posible...

De pronto un rayo de sol, interrumpió en la habitación. Una mañana cuando los pájaros trinaban, y las flores despedían un inusual y delicioso aroma. De pronto vio asomarse entre el reflejo y el sueño recién despejado, un par de ojos cafés, tan hermosos... que causaron conmoción en todo su ser. Pestañas onduladas y una catarata de negro cabello que le proporcionaba el marco perfecto a esa obra de arte... tímidamente se fue asomando la sonrisa, y los segundos pasaban, y de dos se transformaron en cinco, y de cinco... se fueron volviendo minutos...

Las manos emprendieron la jornada, de zurcar cada facción que se encontraban. Hermosas curvas insinuantes, labios tan carnosos y frescos como las más codiciada fruta. Y sus cejas recobraron la vida, y al levantar la cabeza, irguió la frente, como nunca antes.

Estaba frente a ella... y la aceptó, el odio se transformó en amor, y a partir de ese día, su corazón cambió... de dos segundos se transformaron en cinco... y de cinco... se fueron volviendo minutos, para poder reconocer... para apagar las voces... para entender que aceptándose a si misma... el espejo y ella ya no eran enemigos.

sábado, 13 de diciembre de 2008

sorbito a sorbito

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Es asi la vida, tomándosela con calma y bebiéndola sorbito a sorbito se saborea mejor. Cuantas oportunidades tenemos, cuando somos felices por instantes y las dejamos pasar pensando en qué pasará mañana...

El ritmo de la vida actual es no pensar... es no razonar las bendiciones que se tienen diariamente, sino una constante carrera insaciable a tener más, a querer sentir más... Estar en una relación no nos es suficiente, queremos saber, queremos avanzar a pasos agigantados, sin siquiera disfrutar de la mano sujetada, del paseo por el parque, de la noche de intimidad, del beso y el sabor de los labios del amado.

Nuestros hijos crecen y se van tan rápidamente, que no nos gozamos el dulce sabor de esas mejillas rosaditas de bebés. No nos tomamos el tiempo de saborearnos sus primeros gogleos, sus primeros garabatos... sus palabritas mal dichas. Es más, quizás nunca más nos recordemos de como sonaban cuando eran pequeñitos. Solo pensamos en lo que nos vendrá con la Universidad, el colegio, los gastos, las rebeldías, y todo lo que encierra el crecimiento...

Vamos al supermercado y llenamos la carreta de lo básico... y no nos detenemos en comprar aquella mermelada que tanto placer le da a nuestros sentidos, no nos ponemos a pensar como complacernos, con aquella cocoa tan rica que nos hace sentir en casa de nuevo cuando la tomamos... vamos muy de prisa y quizás sea correcto parar un momento y decir... quiero vivir la vida en cámara lenta...

Es porque las gentes se van... porque nuestros padres no son eternos.. porque los amigos aparecen y desaparecen... y el saborcito a canela y miel se nos va del paladar... Es porque olvidamos a lo que supo el primer beso y la caricia temprana, porque nos olvidamos de tirarnos al piso a jugar con nuestros hijos, y esa sensacion hermosa de tenerlos subidos en nuestra panza, jugando a las luchitas con nosotros, o simplemente, quedándose dormidos en una plácida noche...

Hoy que salía a comprar mi cena... respiré profundo y vi hacia el cielo, y se me apareció una luna llena, hermosa con fondo de un negro cielo... mis ojos han visto tantas de esas noches... y mi alma se ha llenado de tanta paz... yo no quiero saber lo que me depara el futuro, yo no quiero correr la carrera que todos corren, yo quiero vivir la vida y tomármela a sorbitos... asi, en el amor, asi en mis metas y así en mi vida familiar y social... quiero saborear a todo paladar los sabores que la vida me está dando en este momento...