sábado, 10 de enero de 2009

¿Cantidad o Calidad?


Cuando enfrentamos la decisión de compartir a nuestros hijos, después de un divorcio, siempre entra la cruel realidad del poco tiempo que nos queda para compartir con ellos. En especial en el caso de las madres, o padres que han compartido muchísimo... y se han hecho a la idea que siempre estarían a la par de sus pequeños y por una u otra razón deben dejarlos viviendo en la casa del ex conyúgue.

El hecho de separarse tanto tiempo, y de no poder ver el crecimiento de los pequeños (o adolescentes) causa un tremendo sufrimiento y muchas veces eso se quiere compensar con regalos materiales que llenen el vacío de nuestra presencia. Actitud totalmente errónea, porque acostumbramos a nuestros hijos a recibir cosas materiales, en lugar de la esencia del alma, hacemos un daño a sus vidas, y creamos seres interesados, y totalmente desenfocados de los valores y principios que queremos inculcarles.

Cuando una relación de amor entre padres e hijos se ha establecido correctamente, no hay distancia ni tiempo que pueda romper el sentimiento creado, el lazo existente. Eso si, el tiempo de adaptación a la nueva manera de vivir, es muy duro y requiere trabajo. Como padres tenemos el deber de ser maduros y poder enseñarle a nuestros hijos que el tiempo corto o largo que se nos permita estar con ellos, es un tiempo "sagrado", y debemos respetarlo. Las horas quizás sean pocas, o los días, pero debemos llenarlos con actitudes de amor intensivo, para compensar la ausencia.

He tenido la oportunidad de ver esto en mi propia experiencia. Ya no busco cantidad de tiempo con mi hija, sino calidad. Que cuando compartamos juntas, pueda yo estar alli con ella a la par, enseñándole, motivándola, amándola. Los besos se convierten en más fuertes y poderosos. Los abrazos se multiplican. Las palabras de aliento y amor, tienen que ser más abundantes y la atención más directa. De nada nos sirve tenerlos un fin de semana en casa, cuando, ellos se la pasen encerrados en su habitación y nosotros en nuestras actividades sociales.

Llevarlos a dar un paseo, hacerlos centro de nuestro tiempo. Conversar mucho y tendido, y en el caso de que sean mucho más pequeños, jugar muchísimo con ellos. Tirarnos a la alfombra, besarles la pancita, hacerles cosquillitas. Decirles cuán importantes son para nosotros, una alimentación constante de sus sentimientos. Como yo le digo a mi mejor amigo, "llenarles el tanque de gasolina" (sus corazoncitos), y con "actos" demostrarles que son el amor de nuestra vida.

Es importante también tener en cuenta, que "cuanto hablamos" debemos cumplirlo. Ellos no nos tienen a diario, entonces si nosotros prometemos llegarles a ver.. hay que llegar. Si les hemos dicho de salir a alguna parte, debemos hacerlo. Si les hemos ofrecido, apartar un tiempo para hacer determinada actividad, debemos apartarlo. Para que el vínculo se mantenga fortalecido y estable, es importante "crear un mundo especial" entre nosotros y nuestros hijos.

Existe muchas veces la dificultad que la ex pareja, se oponga a que nosotros pasemos tanto tiempo con nuestros hijos, o que se sienta atacada o amenazada por las actitudes que tomemos. En este caso, es mejor considerar establecer parámetros con la otra persona, de respeto, y que todo lo que se haga sea en bien de los pequeños. Poder estar de acuerdo en que las visitas y los tiempos con el niño no sean pie de competencia, para ver quien llena más, o para ver quien puede tener al niño más de su lado. Al contrario, analizar y concretar, que el niño es el mayor afectado en una relación de divorcio, y por lo tanto, aunque ya no juntos, deben esforzarse por hacer las cosas que más convengan para la salud mental de los hijos, y no para dañarlos más aún, en ese proceso doloroso de la separación.

Cuando se han creado vínculos fuertes con nuestros hijos, puede pasar el tiempo, puede haber distancia, que ellos saben, que el padre o la madre que están lejos, les aman y están dispuestos a todo por ellos. Ese es el mensaje que debemos darles. Amor incondicional. El tiempo, puede convertirse en eterno, cuando damos nuestro corazón completo, a estar con ellos y hacerles sentir, que fue una sabia decisión traerlos a este mundo y que ellos llenan una parte importante de nuestra vida.

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